
El instinto como fuente de movimiento
El instinto como fuente de movimiento
Roberto Olivan trabaja la danza desde la fisicalidad, el poder del cuerpo y la técnica, llevando el cuerpo a situaciones extremas. La meta es hacer perder el miedo al movimiento en un contexto específico. El taller está especialmente enfocado en generar material dancístico a partir de nuestro instinto animal y de nuestra propia creatividad. Asimismo, también ayuda a reforzar la confianza del grupo construyendo conclusiones seguras a partir de situaciones difíciles.
Moverse eficientemente se convierte en un factor importante, pero no es el único. También hay que trabajar con la gravedad, la percepción de las sensaciones internas, como la respiración, y la visualización de la energía liberada por el movimiento. Este entendimiento del cuerpo, une la mente y la estructura física y los relaciona con las energías espaciales hacia uno mismo y hacia los demás.
En este sentido, el cuerpo se transforma en una herramienta de proyección de flujo físico y emocional. La fuerza de las imágenes mentales, como líneas y estructuras alrededor y en el cuerpo que nos definen y ayudan a entender mejor la funcionalidad del cuerpo.
Después de aprender y usar distintas técnicas de danza, Olivan descubrió las limitaciones de éstas en la expresión artística. Y aunque acepte la necesidad de estas técnicas convencionales, es consciente de que su uso exclusivo puede provocar una carencia de la libertad en la danza y en los mismos bailarines. Es por ello que Olivan está embarcado en la búsqueda constante de la libertad que crea nuevas formas, refinando su técnica para desarrollar un lenguaje único que pueda ser definido como su propio estilo, un lenguaje centrado en la velocidad y la precisión.